"Un niño va al circo y se queda muy impresionado con la fuerza del elefante. El elefante demuestra una gran fuerza, arrastra troncos de árboles, transporta a varios domadores, se pone de pie a dos patas, etc. Sin embargo, a la salida del circo el niño se queda perplejo al ver al elefante atado a una cuerda y esa cuerda sólo está sujeta por una estaca que parece mucho más débil que el propio elefante. El niño pregunta insistentemente cómo es posible que el elefante no se escape, cómo no utiliza su fuerza para arrancar la estaca y quedar libre. Sus padres le dicen que eso no ocurre porque el elefante es obediente, está domesticado y no se escapará. Pero el niño no se queda conforme con la explicación de los padres … “si es obediente ¿por qué le tienen atado?”. De modo que se acerca al dueño del circo y le pregunta cómo el elefante, con lo fuerte qué es, no arranca la cuerda y la estaca de madera. Y el director del circo le dice que ese elefante ha estado atado a esa misma cuerda y a esa misma estaca desde que era pequeñito. Y desde que le ataron intentó escapar, pero como era muy pequeño no pudo lograrlo. De modo que después de pasar mucho tiempo atado y sin poder arrancar la estaca el elefante se dio por vencido. Y ahora que es grande y que podría perfectamente arrancarla no lo hace, porque ha crecido convencido de que esa cuerda y esa estaca de madera son más fuertes que él."
Pues eso ocurría la semana pasada.
Este domingo, al encontrarnos a los profesores de Ilustrarte les conté el cuento en la comida y me dijeron: "Pero si eso es un álbum de Gusti". Y tenían razón, es un cuento que ha adaptado Jorge Bucay y que está ilustrado magistralmente por Gusti.
Y luego el lunes siguiente me presentan por casualidad a Gusti y como con él.
Qué cosas.
Ese libro fue el regalo de reyes de un gran amigo.
ResponderEliminarEl cuento es bueno pero las ilustraciones de Gusti son impresionantes, un trabajo magistral.