Por motivos de trabajo estuvimos ayer en Cáceres recorriendo varias localidades de la zona de Plasencia. Casi sin querer llegamos a una pequeña localidad del Valle de Ambroz llamada "La Garganta". Íbamos de paso porque nuestro destino era otro, pero la casualidad quiso que nos parásemos a tomar un café. La sensación fue muy extraña, casi parecía un lugar deshabitado y las pocas personas con las que nos cruzábamos, todas muy mayores, nos miraban intentando adivinar el motivo de nuestra presencia. Seguimos buscando una cafetería hasta que nos cruzamos con una pequeña puerta que decía "Biblioteca Municipal" y entramos a ver qué pinta tenía.
Aquello fue un soplo de frescura y alegría. Era una biblioteca minúscula, una sola habitación, pero muy limpia y ordenada. En su interior unos pocos niños leían y los libros se agrupaban en unas estanterías que nos parecieron hermosísimas. La sonrisa de la bibliotecaria y su actitud fueron un regalo inesperado en una mañana de viaje.
Qué gran labor la de estas mujeres que nunca aparecen en los periódicos, ¿no os parece?
Cierto.
ResponderEliminarEstas mujeres merecen todo nuestro aprecio por la labor que realizan a diario.
Por cierto, ¿Por qué es una profesión de mujeres?
Tengo mucho contacto con muchas bibliotecas y sólo conozco un bibliotecario.
precioso descubrimiento el de esa biblioteca. y genial encontrarsela llena de vida.
ResponderEliminarNo tenemos ni idea de por qué son todo mujeres, pero es cierto que es muy raro ver a hombres bibliotecarios, especialmente en bibliotecas dirigidas fundamentalmente a un público infantil.
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