sábado, 24 de julio de 2010

Diario Caribeño de "Dibújame un Cuento" (III )


La noche del jueves al viernes ha sido la del paso del ciclón-huracán (o lo poco que al final quedó de él), que se ha ido alejando hacia California. Aquí dió un espectáculo de luz y sonido, acompañado de una manta de agua espectacular, que ha hecho que la ciudad haya amanecido totalmente anegada. En el Centro Cultural, todo el mundo tenía inundada la casa. En mi habitación, las cortinas chorreaban a pesar de que la ventana había estado cerrada. No he podido bajar por la calle de todos los días porque era un pequeño mar, los vecinos estaban con el agua por la rodilla…

El día, sin embargo, se ha comportado y ha habido ratitos en que no ha llovido. Esto ha dado margen para que las calles se sequen y que la vida se pueda desenvolver normalmente. He pasado por el Centro Cultural para comprobar que todo está montado, que comienzan las tareas de puesta a punto y a organizarme la agenda del día: como ha bajado la carga de trabajo en la expo, voy a explorar cosas que me interesan en la ciudad.

Hay una prestigiosa escuela de diseño, en la que también se imparte ilustración, en República Dominicana, que se llama Chavón. Está afiliada a Parsons School of Design de Nueva York y tiene un campus espectacular en Altos de Chavón, en La Romana. Es una pena pero el temporal no me permite ir hasta allí, de modo que me cito con el vicerrector en las oficinas que tienen en la ciudad. Adolfo Lucero es un hombre todo vitalidad con el que es un gusto charlar, que me habla con pasión de su interesante proyecto docente y de otras muchas cosas que me acercan un poco más a la realidad de desigualdades sociales extremas de este país.



Esta visita me ha permitido salir de la ciudad colonial y adentrarme en la ciudad moderna (lo que aquí llaman “el centro”, pero que es una continuidad enorme de edificios, cables de la luz y avenidas atestadas de tráfico, con alguna zona residencial de lujo aquí y allá). No se puede ir caminando a ningún lado y tomar taxis es una tarea de lo más sofisticada: no los puedes parar por la calle (motivos de seguridad), realmente en cualquier lugar están dispuestos a llamarte a un taxi, de modo que no hay problema. Te dan el número de licencia, la empresa de taxis y el color del coche. Cuando llega, es muy importante comprobar que los tres datos coinciden. Además, al hacer el pedido del taxi, puedes especificar si quieres un coche confortable o no decir nada… y os aseguro que hay diferencia.


Mi siguiente parada ha sido una librería Thesaurus, una especie de paraíso silencioso y alfombrado, ¡con una sección infantil y juvenil! Que no tiene ningún álbum ni libro ilustrado dominicano… de hecho, cuando lo pido, se extrañan: esto aquí no se hace. Me parece estar en Madrid: todos los álbumes ilustrados vienen de España. La librería tiene un café acristalado con un servicio excelente y una repostería deliciosa…


Paso por el Centro Cultural para ver cómo van las cosas pero todo el mundo se marchó. Lo que queda pendiente se hará mañana… así que tomo otro taxi y me voy a la Biblioteca Infantil y Juvenil de la República Dominicana, que he descubierto por casualidad. Allí me espera Lady Diana Castillo, una cubana encantadora toda profesionalidad, que me muestra la biblioteca con el orgullo de quien ha estado en el proyecto desde su germen. Lleva en funcionamiento apenas un año, y se ha creado por iniciativa de la mujer del Presidente de la República, que encontraba imprescindible crear un espacio donde los niños fueran acogidos en su proceso de crecimiento y apertura al mundo, a través de los libros y fomentando el amor por la lectura. En una sociedad fuertemente materialista, con un nivel de superficialidad elevado y un nivel educativo bajo, este lugar es la gran oportunidad para cientos de niños que aquí encuentran la oportunidad de vivir experiencias desde otro lugar. El equipo, fuertemente comprometido, está compuesto por profesores y psicólogos que desarrollan programas para cada una de las áreas (infantil, 6-12 años y adolescentes), con tal coherencia y sentido de la responsabilidad que tienen entre manos, que no puedo por menos que sentirme cohibida: con medios cercanos a los que en España tiene cualquier bilblioteca pública de tamaño medio, pero altas dosis de sentido común, sentido de la proporción y amor por el proyecto, estas personas están generando un valor incuantificable para la sociedad dominicana.



Termino el día cenando fabada en casa de Paloma y Alejandro, del Centro Cultural. Acude parte de la comunidad española (diplomáticos, periodistas, expatriados), con lo que tengo la oportunidad de seguir recogiendo visiones del país. Por cierto, la fabada regada con ron y coca-cola tampoco está mal.


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